Humanos 2.0
Otra identidad
Hoy no somos lo que pensamos, ni siquiera lo que lo demás piensan de nosotros. Sencillamente somos lo que dicen nuestros perfiles en Facebook, Tuenti, Twitter, Linkedin.
Oráculo
Para conocer la realidad, el significado de las cosas, no vamos a la iglesia, al psicólogo ni a la bruja del barrio. Todo lo “googleamos”; si no lo encontramos en Google, no existe
Referencias
Nuestra vida 2.0 no considera familia, compañeros de trabajo, vecinos ni conocidos. Tenemos seguidores en Twitter, contactos en Linkedin, amigos en Facebook… Y estos últimos son como la familia; los exportamos de nuestra vida anterior, o sea de la Web 0.0.
Chusmeandoo un poco
Para saber quién nos critica ya no necesitamos una amiga chismosa. Activamos Google Alarm y sabemos al instante cuando alguien nos menciona y ahí estamos para retrucarle.
Lo que cara a cara era un “no te metas conmigo, salame”; ahora lo llamamos “gestión de la reputación online”. Y si somos nosotros quienes queremos destrozar a alguien, nos metemos en Twitter y a despotricar. Ya no hablamos más “por boca de ganso”, ahora retwiteamos; y no lo hacemos en la calle, clubes o boliches, sino en grupos, foros o muros.
Shopping
Ya no tiene sentido ir al shopping, somos tan cool que practicamos el e-commerce, ahí donde todo es 24 x 365. Aparte, si nos tratan mal, o el producto no nos convence, nada de libro de quejas que a nadie importa; con unos buenos palos en Foursquare, Facebook, Twitter o post en blog… ¡Listo!
De Levante
Ya no hace falta ir a ninguna disco, bar o a la playa. Ahora abrimos un perfil en Facebook con nuestras mejores fotos, o las que te haces con el móvil frente al espejo. Eso sí, siempre con un toquecito de Photoshop, y a esperar a que piquen.
Infidelidad
Y si nos ponen el “sombrero”, no somos los últimos en enterarnos. Como dice un refrán 2.0: “Ojos que no ven, Twitter te lo cuenta”.
Dime donde andas y te diré quién eres
Los humanos 2.0 estamos ubicables a cualquier hora, en cualquier momento y en cualquier lugar. Aplicaciones como Google Maps, Fousquare o Tooio, potenciadas por la telefonía móvil, hacen que pequeñas aventuras como ratearse al cole, irse de trampa o fatearse al labur; sean sólo unos felices recuerdos de un pasado romántico y añorado.
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